Sobre Nosotros

Penang, Malasia

Mi nombre es Dianela Arroyo Fernández y nací en Purén, éste es un bello y pequeño pueblo que se encuentra en el sur de Chile. Sin embargo, crecí y viví durante gran parte de mi vida en Santiago de Chile, la capital. Si bien tuve lo que necesitaba: una bella familia y amigos, mi corazón inquieto me decía que debía dejar mi hogar e ir por más, explorar y tener la oportunidad de conocer gente distinta, paisajes, comida, etc.

En primer lugar, me mudé a Iquique, una ciudad que se encuentra en el norte de Chile y trabajé allí durante un tiempo como geógrafa, fue allí donde precisamente me enamoré de la belleza del Desierto de Atacama, el más seco del mundo. Mientras vivía allí, una loca idea vino a mi cabeza: “ya que estoy en este lugar y este sentimiento ha nacido en mí, ¿por qué no me voy a visitar todos los desiertos del planeta?”, esto surgió debido a que debo confesar que el desierto es mi paisaje favorito.

En Iquique conocí mucha gente maravillosa y bella, todos ellos fueron (y aún lo son) mis amigos y compañeros, quienes me inspiraron para seguir alimentando mi inquieto corazón y también estuvieron conmigo en los peores momentos de mi vida cuando mi amada madre se fue de este mundo.

Después de vivir durante seis años en Iquique tuve que regresar a Santiago y, mientras me encontraba allá recibí una oferta de trabajo, por supuesto que la tomé y me quedé allí por otros dos años más. Fue una bella experiencia volver a casa, llena de emociones, momentos y una vez más encontré nuevos, buenos y grandes amigos.

Sin embargo, durante todo ese período de tiempo me vi afectada por distintos elementos en el plano personal, lo cual también como consecuencia afectó y repercutió en mi trabajo, donde posteriormente fui despedida. Estuve muy triste el primer día, no obstante, el segundo día nació una idea en mi cabeza: “tengo que decidir, me quedo aquí llorando o bien hago algo útil con todo esto” y, a partir de esa pregunta me miré y me dije: “¿y por qué no hago un largo e inolvidable viaje?”.

Mapa de Bali, Indonesia

A partir de ese momento, la perspectiva cambió completamente para mí, lo vi como una gran oportunidad y viejas ideas recobraron fuerza, por ejemplo “visitar los distintos desiertos del planeta”, “el Sudeste Asiático es un lugar bellísimo para ir”, “viajar por toda Sudamérica”, “ir a Australia, tomar un auto y recorrer todo el continente”. Muchas opciones surgieron a partir de ese momento, todas ellas muy inspiradoras y bellas para mí, sin embargo, mi favorita seguía siendo el Sudeste Asiático, era tan desconocido, tan lejos de Chile y América Latina, tan distinto y toda una gran cultura por descubrir.

Una vez que me decidí por esta opción, busqué todas las distintas posibilidades de llegar directamente desde Chile hasta allí, pero para mi decepción, me di cuenta que todo era muy caro y se salía absolutamente de mi presupuesto, pues yo contemplaba un estilo de viaje “modo mochilero”. A pesar de esta situación, no me di por vencida, debido a que esta limitante fue crucial para mí, pues una muy vieja idea (que literalmente desempolvé de entre telarañas) vino a mi cabeza de nuevo.

Durante mis años de estudiante de Geografía en la Universidad, leí sobre un largo viaje en tren desde Moscú hasta Vladivostok o Beijing, de sólo imaginarlo ya era prácticamente un sueño para mí y dije: “algún día lo haré”, fue entonces cuando me pregunté: “¿y por qué no ir hasta el Sudeste Asiático desde Rusia en tren?”. Por supuesto al comparar, ésta era una opción mucho más barata y a mi alcance. El viaje en el Ferrocarril Transiberiano fue mi sueño durante muchos años, sin embargo, aún sigo preguntándome por qué lo dejé en el olvido por tanto tiempo.

Luego de haber decidido esto, preparé y coordiné todo, arreglé mi liviana mochila y llegué a Moscú en abril del año 2016. A partir de ese momento, comenzó una gran aventura para mí, la cual cambiaría mi vida completamente.


Viajando desde Mongolia a China

Mi nombre es Dirk Krampe y vivo en Friburgo de Brisgovia, Alemania, donde se encuentra la mayor parte de mi familia y amigos.

Tenía alrededor de 18 años cuando comencé a viajar por mi cuenta, todo lo que tenía que ver con viajes, debía ser planificado con mucha antelación, pues eso me hacía sentir cómodo y seguro -aún soy muy bueno planificando ;-). Hoy en día, algunas décadas más tarde y, luego de haber dejado mi trabajo en el área de la Ingeniería Informática, disfruto mis viajes permitiendo que las cosas fluyan en el camino y decidiendo algunas veces de manera espontánea cuál será el siguiente paso a dar en un viaje. Por lo general suelo extender mi estadía en un lugar si descubro que hay más cosas interesantes allí.

Durante un viaje que realicé en familia por tres meses el año 2006, descubrí Sudáfrica, India y Tailandia. Recuerdo haberme sentido tan feliz de irme desde India después de haber estado allí tan sólo dos semanas!!!, sin embargo, al cabo de regresar a Alemania, no podía dejar de pensar en la magia de ese caótico e inusual lugar, por ese motivo, regreso allí por lo menos una vez al año.

Luego de este viaje, visité Nepal, país en el cual participo en distintos proyectos de ONG’s, los cuales están vinculados a mejorar las condiciones de vida de la gente. Mientras viajo, trato en lo posible de contribuir en la comunidad y economía locales, involucrándome en iniciativas voluntarias y facilitando la comercialización de productos artesanales en Alemania, como por ejemplo especias y productos textiles.

Ticket del tren nocturno desde Irkutsk hacia Ulan-Ude en Rusia, cerca del límite con Mongolia

Muy pronto descubrí que viajando de manera más relajada y permaneciendo más tiempo en algún lugar en el cual me siento cómodo, me ha entregado una experiencia mucho más enriquecedora, esto me permite y hace sentir mucho más cerca de la gente y su cultura. He viajado por Europa en tren, he estado en Marruecos y también he viajado desde Katmandú hasta Bombay en tren y bus.
Uno de mis sueños siempre ha sido recorrer Asia sin hacerlo en avión –viajando en el Ferrocarril Transiberiano. Por este motivo, en abril del año 2016 salí desde Friburgo hasta Berlín, Varsovia, Bielorrusia, para finalmente llegar a Moscú. Sólo compré el boleto de ida en tren a Moscú, no hablo ruso ni tampoco era capaz de leer cirílico, sin embargo, esto era parte de la experiencia que quería vivir.

Lago Baikal, Rusia

¿Qué pasó entonces?

Ambos llegamos al mismo tiempo a Moscú, a la “Hostal Godzillas”, la cual es un gran lugar para conocer viajeros de todas partes del mundo y también para explorar la ciudad de Moscú. Ambos teníamos el mismo destino que era ir hasta Beijing, China, viajando a través del Ferrocarril Transiberiano. Al comienzo viajamos con muy buena compañía en Moscú, también hacia Suzdal y San Petersburgo. Luego de esto, continuamos viajando sólo nosotros dos y nos dimos cuenta que éramos una buena dupla viajera. Nos gusta viajar de manera sencilla y fue así como cambiamos una y otra vez nuestros planes (por ejemplo, nos quedamos en Mongolia por alrededor de un mes y en China por alrededor de 50 días). Mi destino final era Vietnam, mientras que Dianela quería volar directamente desde Beijing hasta Indonesia. Sin embargo, finalmente decidimos que iríamos primero a Tailandia y después tomaríamos trenes y buses hacia el sur, llegando hasta Malasia, Singapur y posteriormente a Indonesia.

Parque Nacional Dartmoor, Inglaterra

Luego de 8 meses viajando, regresamos a Alemania y pasamos nuestro primer invierno juntos, lo cual fue una enorme diferencia con nuestra experiencia en Asia… Nos dimos cuenta que quisimos visitar muchos lugares en los cuales no pudimos estar y es ésta la parte más difícil de un viaje: debes elegir aquellos lugares para visitar en el momento que estás en el destino y aquellos que dejarás para una próxima oportunidad.

Conoces a tanta gente interesante en el camino quienes son una profunda fuente de inspiración y quienes además te enseñan a disfrutar de la vida, por ejemplo: conocimos a un joven alemán que viajaba hasta China en bicicleta ida y vuelta; otro joven francés quien dejó su trabajo en la industria de generación nuclear para ir a Japón por un año o más, con el objeto de aprender y practicar Shiatsu; también a un joven noruego quien está continuamente viajando y regresa a Noruega sólo por unos meses para ganar dinero y concretar su siguiente viaje; también gente regresando desde Australia a Europa o América Latina, usando principalmente la vía terrestre.

Es interesante cómo encuentras a algunas personas sólo por un día o dos, otras las encuentras sorpresivamente una y otra vez mientras estás realizando tu viaje, con otras decides pasar un par de semanas juntos. Es muy bello hacer nuevos amigos de esta forma, porque todos tienen algo en común contigo: descubrir el mundo y compartir sus experiencias.

Distancia en millas desde la Isla Ko Lanta, Tailandia, hasta Chile …

Luego de nuestro regreso a Europa, Dianela y yo discutimos cómo podemos contribuir a través de nuestra experiencia y cómo podemos brindar soporte a quienes quieren hacer realidad sus sueños de viajar. Hemos descubierto que muchas personas dudan dar inicio a un viaje por diversas razones: no tienen el tiempo suficiente; tienen un monto de dinero limitado; tienen miedo sobre las diferencias culturales y los países, por lo cual tienen un conocimiento limitado sobre otros idiomas y; algunas personas simplemente no saben cómo comenzar. Por todas estas razones, fue así como nació nuestra idea.